jueves, 25 de noviembre de 2010

Niñas siendo madres: una ecuación dificil de resolver.






Ser madre en la adolescencia.


Cada año un gran número de adolescentes quedan embarazadas. Muchos padres y educadores intentan ayudar y se preguntan qué pueden hacer para ayudar a sus hijos a vivir esta etapa de la vida y prevenir este tipo de situaciones. No podemos olvidar que los adolescentes muchas veces están confundidos y necesitan de alguien que les dirija y oriente, que les ayude y enseñe a tomar decisiones.


  1. ¿En qué situaciones es más frecuente?


Al contrario de lo que pudiera pensarse muchas adolescentes quedan embarazadas voluntariamente. Esto ocurre con más frecuencia en familias de clases marginales, donde la violencia, la droga y la pobreza forman parte de sus vidas.

No obstante, la mayoría de las adolescentes que quedan embarazadas no lo desean y la decisión de tener ese hijo conlleva una gran responsabilidad para la que normalmente no están preparadas.

En este caso es fundamental el respaldo emocional que pueda obtener de su familia, pareja y amigos aunque lo más frecuente es que se encuentren con el rechazo de la familia, la ausencia de su pareja, que no desea saber nada del tema, y con el aislamiento de sus amigos.

Rasgos comunes
- La mayoría de las madres adolescentes son de escasos recursos. Suelen ser fumadoras, toman alcohol o drogas.

- Suelen ser muy vulnerables, tienen bajo autocontrol y poca confianza en sí mismas.

- En general poseen escasa y distorsionada información sobre los métodos anticonceptivos, información que con frecuencia obtienen de sus amigos que están tan desinformados como ellas.

- Adelanto de la edad de la primera regla, que coincide con el inicio precoz de las relaciones.

- Aunque existe más información y medios para evitarlo rechazan el uso de anticonceptivos, consideran el sexo romántico y apasionado, son relaciones de riesgo, no planificadas.
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  2. Reacciones emocionales más frecuentes


- La primera reacción es la negación. Se niegan a admitir el problema. La mayoría no desea tener el bebé y la nueva situación se convierte en un problema difícil de aceptar. Cualquier cosa que decidan hacer sobre su embarazo tiene sentimientos conflictivos.

- Normalmente hay un rechazo total hacia el bebé. No quieren tenerlo. Son muy frecuentes los sentimientos de culpabilidad, pérdida de autoestima, anorexia, tristeza y depresión.

- La dificultad de contárselo a la familia. Puede ocurrir que sea un embarazo buscado, es el caso de niñas que desean salir del entorno familiar, o que desean tener el bebé para tener a alguien a quien querer, en tal caso el único problema consciente al que se enfrentan es el de comunicárselo a sus familias.

- Sienten miedo e inseguridad ante la nueva situación, entran en otra etapa de su vida, saltando por la adolescencia se adentran en el mundo de los adultos para el cual aún no están preparadas, tienen que afrontar el problema con responsabilidad y surge el miedo. ¿Sabré hacerlo?

- Miedo al rechazo social, se sienten juzgadas y criticadas.



  3. ¿Qué hacer para prevenir estas situaciones?


Para prevenir estos embarazos es aconsejable información sexual. Es importante informar al adolescente de los cambios fisiológicos y psicológicos que se producen en esta etapa de la vida, así como del despertar del deseo sexual, explicarles que es un hecho natural que tendrán que regular y controlar.

El adolescente ha saber seleccionar la información sexual que recibe, que a veces puede confundirse y entenderse como una incitación al sexo, que acompañado con el despertar de la sexualidad, la búsqueda de experiencias nuevas y la impulsividad del adolescente pueden dar el resultado de un acercamiento inmaduro e irresponsable a la sexualidad.

Es muy importante el papel de los padres. La comunicación con sus hijos debe ser abierta y darles confianza para que pregunten e intenten resolver cualquier duda con ellos. Para ello es aconsejable que los padres le hablen del amor, de la pareja, el sexo, los hijos, las responsabilidades, etc.



  4. Consecuencias


El embarazo y el parto de una adolescente son de alto riesgo. La probabilidad de que surjan complicaciones es mayor cuanto menor es la edad de la embarazada. También es mayor si existe una deficiente nutrición que, con frecuencia, es escasa en vitaminas y minerales que afectan tanto a la madre como al niño.

El bajo peso del niño y el parto prematuro son mayores en los partos de las adolescentes debido a la inmadurez hormonal de la adolescente y a que el útero no ha completado su desarrollo.

Los bebés que nacen con peso bajo pueden tener problemas de salud durante los primeros meses de vida y son más proclives que los bebés de peso normal a tener complicaciones del desarrollo. Por ello es necesario que los controle el pediatra desde su nacimiento.

Una vez que nace el niño, la vida de la adolescente da un gran giro, el bebé requiere muchas atenciones básicas, tendrá que asumir la responsabilidad y adquirir capacidades para la crianza.

Probablemente tengan que dejar los estudios para atender las necesidades del bebé, además el sistema educativo en España no tiene previsto estas circunstancias. No obstante, es muy importante que estas madres continúen con su formación académica, pensando en su futuro.

Necesitan ayuda tanto económica, ya que ellas no son independientes económicamente y aún no son capaces de desenvolverse en la sociedad, como la ayuda de un experto para mejorar los cuidados del niño, mejorar la alimentación. Necesitan también información sobre los programas de vacunación.

Además de responsabilizarse del bebé deben realizar actividades que correspondan a su edad, no se ha de olvidar que son adolescentes. Se ha comprobado, según numerosos estudios, que los bebés nacidos de adolescentes suelen tener peores resultados académicos y menos habilidad motora, pero a pesar de estas dificultades si la madre recibe la ayuda y el entorno adecuado el bebe puede tener un desarrollo y un comportamiento totalmente normal.



 http://www.pulevasalud.com/ps/subcategoria.jsp?ID_CATEGORIA=101697&RUTA=1-5-9-101697

lunes, 15 de noviembre de 2010

No es ficción, trabajo infantil.







"Pequeñas manos esforzadas, cariñoso apoyo de los que trabajan con sus padres, adolescentes en un mundo laboral no siempre amable, cansancio y peligro rondando a quienes ganan su sustento en las calles. Son los niños y adolescentes que trabajan, una realidad casi invisible donde se enfrentan los derechos de la infancia y la necesidad de sobrevivir. Estas son las imágenes y cifras de ese Chile."

Desde el año 2002, el Ministerio del Trabajo y Previsión Social y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) han llevado adelante un ambicioso proyecto de cooperación destinado a develar la realidad del trabajo infantil y adolescente en Chile.
El objetivo no implicaba simplemente conocer magnitudes y características de una problemática muchas veces invisible y oculta, sino además proponer y construir políticas eficientes para erradicar el trabajo inaceptable de los niños y asegurar condiciones laborales adecuadas a los adolescentes
Este sitio Web, es resultado de este esfuerzo. Aquí nuestros usuarios encontrarán un resumen del contexto del trabajo infantil en Chile y el Mundo, los principales resultados de la Primera Encuesta Nacional de Actividades de Niños y Adolescentes; junto con la información del Registro de las Peores Formas de Trabajo Infantil.
Además una sección con preguntas frecuentes, que nos permitirá conocer detalles interesantes de esta problemática y facilitar la búsqueda de las inquietudes más comunes de quienes estudian y siguen el tema. Además, existe un centro de documentación que contiene información relevante acerca del tema.
La realidad que a continuación conocerán debe ser capaz de mover conciencias y despertar voluntades, fortaleciendo un mayor consenso social sobre la necesidad de erradicar el trabajo de niños y niñas, promoviendo un cumplimiento más estricto de la normativa legal que protege a los adolescentes que trabajan.
Los invitamos a aportar a la construcción de una sociedad que prescinda del trabajo infantil y que garantice efectivamente la educación y oportunidades a las nuevas generaciones.


Cifras de esta realidad

Según las últimas estimaciones entregadas por la OIT, en el informe mundial "Un Futuro sin Trabajo Infantil", en el mundo 246 millones de niños y adolescentes, de 5 a 17 años están incorporados al trabajo. Tres cuartas partes de ellos están atrapados en sus peores formas, que incluyen, entre otros, los trabajos peligrosos tanto por sus condiciones como por su naturaleza, la esclavitud, el tráfico de personas, la servidumbre por deudas, la prostitución, la pornografía y otras actividades ilícitas. En América Latina y el Caribe uno de cada cinco niños (20 millones) ente 5 y 14 años trabaja.
Aunque comparativamente a nivel internacional los datos obtenidos en esta investigación son menos preocupantes que los de otras naciones en desarrollo, el panorama revelado tampoco es alentador: en Chile hay más de 196 mil niños y adolescentes trabajadores, de los cuales poco más de 107 mil lo hace en condiciones inaceptables. Ellos se ven afectados por dos o más de estas características: no han cumplido la edad mínima de admisión legal al empleo de 15 años, no asisten a la escuela, trabajan en la calle, de noche o por más tiempo que la jornada legalmente establecida para todos los trabajadores. Son niños y adolescentes que se ven seriamente limitados en el ejercicio de sus derechos a la educación, recreación, salud física y mental. Tampoco crecen en un ambiente de cariño ni de protección, lo que limita las oportunidades de progreso y desarrollo.
En Chile, como en otras partes del mundo, el trabajo infantil y adolescente se explica por la necesidad que tienen familias muy pobres de asegurar la subsistencia. Algunas de ellas presentan problemas de desintegración de sus hogares, abandono por parte de alguno de los padres, violencia intrafamiliar, alcoholismo e incluso drogadicción. En estos casos, el trabajo infantil y adolescente no es sino la expresión más visible de una realidad social ligada a una miseria aún más profunda que la sola falta de ingresos.
También hay otra realidad, niños y adolescentes que apoyan a sus familias en sus actividades productivas, y contribuyen así a mejorar los ingresos familiares. Habitualmente, ello ocurre en condiciones de mayor armonía familiar y se asocia al aprendizaje de un oficio que puede ser desempeñado a futuro.
Sin embargo, en muchos de estos casos, el trabajo infantil y adolescente involucra largas y agotadoras jornadas de trabajo, inadecuadas para niños y adolescentes, y se constituye en un obstáculo para una normal inserción educacional y social. En otros, las labores se desarrollan en la calle, durante la noche o en ambientes peligrosos.

http://www.trabajoinfantil.cl/en_chile.html